Las bibliotecas han sido eclosiones culturales nacidas al
calor de instituciones eclesiásticas lógico que así fuera, pues la iglesia
romana con sus establecimientos diocesanos y comunidades monásticas asumieron
el relevo en la historia de las bibliotecas tras la desaparición del Imperio
Romano y el triunfo del cristianismo. La secularización cultural, cambia
sustancialmente la panorámica de las bibliotecas Hispanoamérica. A las
instituciones eclesiásticas, que hasta ahora prácticamente eran únicas cobijando
estos depósitos del saber, se ven favorecidos con la propagación de los libros
por la difusión del papel como nuevo soporte de la escritura manuscrita.
Por medio del invento de la imprenta, cual llego desde
Sevilla y crearon la primera imprenta en México en 1539, es en este país donde
se crea una de las primeras bibliotecas a manos del Obispo Zumárraga. Fue en la
época colonial que se destacan dos: La Biblioteca Turriana y la Palafoxiana.
También encontramos la Biblioteca Nacional la que fue Creada a mediados del
siglo XIX con los fondos de la Real y Pontificia Universidad de México y
vinculada en la actualidad a la Universidad Nacional Autónoma de México, la
Biblioteca Nacional de México es la principal institución bibliográfica
patrimonial del país, siendo la sección más valiosa de su acervo la que
constituye el Fondo Reservado, que custodia manuscritos, incunables, impresos
mexicanos, impresos europeos, archivos históricos y obras editadas por notables
impresores mexicanos.
Además contamos con otras bibliotecas que cuentan con una
importancia debido a la antigüedad que pueden tener entre ellas tenemos
a; La Biblioteca Nacional
Argentina: fue fundada por
Mariano moreno y nació con la
independencia política del país. Fue creada por decreto de la Junta de Gobierno
de la Revolución de Mayo el 7 de septiembre de 1810. La importancia y variedad
de su caudal bibliográfico la coloca entre las más importantes de América.
Constituyeron sus fondos iniciales las donaciones realizadas por el Cabildo
Eclesiástico, el Colegio San Carlos, el Canónigo Luis José Chorroarín y el Dr.
Manuel Belgrano, entre otros. Sus primeros bibliotecarios fueron el Dr.
Saturnino Segurola y Fray Cayetano Rodríguez. En 1871 lo sucedió el doctor
Vicente Quesada, quien modernizó las instalaciones, la vinculó con sus pares de
Europa y obtuvo donaciones de material bibliográfico extranjero. En 1884 la
biblioteca pasó a pertenecer al Gobierno Nacional. En España: aquí contamos con
la Biblioteca de la Universidad de Salamanca la que tiene su origen en el nacimiento del Estudio
Salmantino en el siglo XIII. Desde entonces y hasta los años cincuenta del
siglo XX, cuando quedó convertida en Biblioteca General de la Universidad y por
otro lado esta la Nacional que fue fundada por Felipe V a finales de 1711 y
abrió sus puertas en marzo de 1712 como Real Biblioteca Pública. Por un
privilegio real, precedente del actual depósito legal, los impresores debían
depositar un ejemplar de los libros impresos en España. En 1836, la Biblioteca
dejó de ser propiedad de la corona y pasó a depender del Ministerio de la
Gobernación, y recibió por primera vez el nombre de Biblioteca Nacional.
La Biblioteca Nacional de Chile: es
una de las más antiguas de América Latina y una de las primeras instituciones
republicanas del país. El 19 de agosto de 1813, los miembros de la Junta de
Gobierno publicaron en El Monitor Araucano, el periódico oficial de la época,
la Proclama
de Fundación de la Biblioteca Nacional. Aquí se recibieron numerosas
obras que, en su conjunto, constituyen un elocuente cuadro del universo
cultural e intelectual de los chilenos ilustrados de la época. Entre ellas
destacan obras históricas, científicas y religiosas como: La Araucana de Alonso
de Ercilla; Fábulas de Esopo; Historia Natural de Bufón; Política
Indiana de Solórzano; Física Experimental del abate Mollet; Epístolas de
Cicerón; y Memorias de Federico el Grande.
En 1818, Bernardo O’Higgins nombró como director de la
Biblioteca Nacional a Manuel
de Salas, confiriéndole amplias atribuciones para organizarla y
aumentar sus fondos bibliográficos. La Biblioteca nacional de Perú: que
cuenta con el local antiguo que data de 1568, cuando la orden jesuita fundó
allí el Colegio Máximo de San Pablo, pero es el 28 de agosto de 1821, a
un mes de haber proclamado la independencia del Perú, el General Don José de
San Martín, firmó el decreto de creación de la Biblioteca Nacional la cual fue
inaugurada el 17 de septiembre de 1822 y La Biblioteca Nacional de
Venezuela: es un servicio público creado el 13 de julio de 1833, por
Decreto Presidencial, y que tiene en la actualidad carácter de Instituto
Autónomo, adscrito al Ministerio de la Cultura establecido mediante Ley
promulgada el 27 de julio de 1977 con el fin de cumplir variadas actividades
como lo son Promover, planificar y coordinar el desarrollo en Venezuela de un
Sistema Nacional de Servicios de Bibliotecas e Información Humanística,
Científica y Tecnológica.
En la actualidad en pleno siglo XX es inevitable la
inserción de la tecnología hasta en las bibliotecas, y en Hispanoamérica
no es la excepción, realizándose la digitación masiva del materia
libro, teniendo por objetivos difundir el patrimonio cultural español y
salvaguardar la herencia cultural al evitar la consulta y deterioro de
originales, constituir una herramienta fundamental para fomentar la
investigación sobre la cultura española ofreciendo numerosas ventajas frente a
la consulta tradicional: posibilidad de consultar los materiales desde casa,
hacer consultas sobre el texto y ofrecer un canal de cooperación a otras
bibliotecas españolas y contribuir a crear la Biblioteca Digital en Europa.
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